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Mi esposa se llama Elvia, tiene 27 años, es enfermera y no tenemos hijos. Es algo ancha, un poco morena, tiene enormes tetas y pezones oscuros, con aureolas del tamaño de su cara. Sus muslos aunque no fuertes son musculosos y tiene anchas pantorrillas. Tenemos un consultorio en nuestra casa, que tiene cámaras de seguridad en varios cuartos de la casa, por donde veo cuanto movimiento hace ella. Aquí tenemos el consultorio donde ella trabaja, para lo cual contratamos a Bionda, que es doctora, lesbiana, alta, fuerte, de facciones duras y áspera en su trato.
Hace poco llegó un paciente, Enrique, un humilde chico de 19 años y que tenía problemas de disfunción eréctil. Yo veía por una cámara de seguridad cuando Bionda lo empezó a examinar y al bajarle los pantalones nos escandalizamos al ver que tenía un pene tremendamente grande, pero flácido y aguado que no se paraba por la necesidad de grandes irrigaciones sanguíneas. Bionda le ordenó a Elvia que lo tratara con la bomba de succión. Mi esposa, que estaba conmocionada por ver semejante animal dormido, lo tomó nerviosa y ansiosamente en sus manos y le aplicó la bomba. El largo bulto no cabía en la bomba, cosa que le agradaba a Elvia, para tener pretexto de estarlo tocando con todo detalle.
Pasaron 5 semanas y el paciente no mejoraba a pesar de Viagra y el tratamiento. Elvia estaba siempre distraída pensando a toda hora en semejante anormal órgano, no teniendo relaciones conmigo en todo ese tiempo.
Hasta que una vez sin querer, al aplicar la bomba, se le abrió el escote dejando ver un inmenso pezón en voluminoso seno y el palo de tremendas proporciones se engrosó palpitando a cada latido. Enorme y descomunal el negro tronco no tenía la circuncisión pero la cabeza quedaba al descubierto por el jalar del cuero del falo al aumentar de tamaño. Lleno de musculosa carne, palpitaba con fuerza. Tales eran las palpitaciones que a cada latido se mecía poderosamente arriba y abajo. A Elvia le temblaron las piernas y se le doblaron quedando postrada sumisa ante la dominante cabeza del pene, con el desnudo seno al aire.
Al ver ese impresionante espectáculo tuve una erección tal que me fui al baño, atontado por esta situación, mi esposa a merced de ser penetrada!!! Cuando vi de nuevo la acción, Elvia se postraba ya totalmente desnuda y escurriendo abundante liquido vaginal, en la cama de exploraciones dando tremendo grito al sentir la primera penetración. Sus inflamados testículos estaban listos para la primera eyaculación, del cuerpo de mi esposa dependía si quedaba preñada, ya que previamente Elvia había notado que no le quedaba condón alguno a impresionante animal.
Bionda salió inmediatamente de su oficina al oír el griterío, observando que el miembro no se encajaba debido a su gran tamaño.
Fuertemente le abrió los muslos y labios vaginales a mi debilitada mujer y poco a poco se fue perdiendo la enorme cabeza carnosa en el cuerpo de mi pareja, a la que le temblaban los muslos y senos, sin poder hilar pensamiento alguno estaba en estado orgasmal y de shock. La primera introducción fue lenta pero decidida, teniendo Elvia un desvanecimiento atendido por Bionda, que la reanimó para que un potentísimo mete-saca la desvaneciera de nuevo.
La descomunal cabeza del pene chocaba sin piedad contra las entrañas de mi esposa, estirando sin misericordia la vagina y provocando que los enormes pechos chocaran violentamente cada vez que Enrique le aplicaba tremendas sacudidas acompañadas de penetraciones de máxima profundidad, lo que provocaba que la aturdida hembra implorara piedad a gritos. Pero Enrique le daba mas duro, ayudado por los líquidos vaginales de mi sudorosa mujer que lubricaban perfectamente el monstruoso pene, ayudándolo a introducirse mejor.
Empecé a sudar y temblar al ver a mi esposa ya sin oponer resistencia alguna, debilitada y conquistada como nunca, esperando recibir el vigoroso liquido masculino que estaba por irrumpir violentamente en su muy sacudido orificio.
Bionda le introdujo a mi esposa dos dedos en el ano, ayudando al pene para lograr la tan esperada eyaculación que todos ansiábamos. Y de imprevisto, grandes chorros de esperma empezaron a brotar, 10 minutos duro la irrigación que salió de los enormes testículos de tan dotado amigo, teniendo el pene en máxima penetración e inyectando en todo lo posible al vencido orificio de mi esposa. Y Bionda ayudando en todo momento para extraer toda la secreción de espermas procurando que toda entrara en el agotado agujero de mi hembra.
Al finalizar, la tuvieron que llevar cargando entre los dos, ya que sus enormes muslos y grandes pantorrillas no sostenían su violado cuerpo, además del shock en que se encontraba, Bionda le aplicó a mi esposa suero, ya que las fuerzas la habían agotado totalmente, al tiempo que Enrique la abrazaba y besaba cariñosamente en la boca acariciándole el conquistado pubis velludo, ahora nuevo esclavo del dominante semental. La desnudaban y Bionda le acariciaba los golpeados senos y nalgas para reanimarla para el siguiente coito.
Diez días y sus noches duraron las dolorosas ensartadas hasta que la ahora impresionantemente grande vagina no opone ya resistencia alguna a las penetraciones. Yo me encargaba de llevarles comida a los amantes, sobre todo a Enrique, para que no se cansara por el sobrehumano esfuerzo. A fuerza de las penetraciones sin misericordia, la vagina se agrandó de tal manera que el venoso tronco entra ahora fácilmente cuando le da la gana, siendo mi hembra obediente y complaciente, ofreciéndole a Enrique penetrarla cuando el ordene.
Enrique no se quiso ir de su lado, por lo cual decidí mantenerlo totalmente además de pagarle un adecuado entrenamiento físico.
Lo que yo no sabia es que Bionda había alargado los periodos de penetración y eyaculación porque le había tomado a Elvia la medida de su periodo de fertilidad, quedando embarazada de aquellas masivas eyaculaciones.
Después de que sin éxito intentamos por mucho tiempo ser padres, ahora tendremos un hijo, un ayudante de mi esposa, Enrique, y una efectiva doctora que cuida de todos y que procurará embarazar de nuevo a Elvia con el potente esperma del ahora musculoso Enrique. Bionda nos prometió que bajo su cuidado, la chichona hembra tendrá un largo y abundante periodo de lactancia para que todos estemos ricamente amamantados, lo cual tiene a Elvia muy excitada. Planeo llevarlos a una playa de adultos para mostrar en público desnuda a la sensual pareja.
Autor: Carlos Hernández
martes, 19 de agosto de 2008
Relatos Eróticos: Mi Esposa y su dotado Amante
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